Lo más importante del día de ayer, es que la ciudadanía tuvo la oportunidad de elegir a la máxima autoridad de la República por los próximos cuatro años, siendo de esperar que corrija determinados desaciertos que ha venido cometiendo el actual presidente. Por ser quien escribe una persona moderadamente optimista, pienso que es probable que lo haga.
Un párrafo aparte merece la provincia de Buenos Aires, la más importante del país, sin menoscabar a las restantes, puesto que el partido oficial hace veinte años que la está gobernando y la calidad de vida de sus habitantes en todos los aspectos ha ido empeorando constantemente. El menemista Daniel Scioli, tendrá a partir del 11 de diciembre la tremenda responsabilidad, que será la de enmendar los gruesos errores y horrores cometidos por los anteriores gobernadores, seguidores de la doctrina del difunto Perón, uno de los cuales llegó a decir de la bonaerense que era la mejor policía del mundo, cuando en realidad tal vez sea una de las peores, siendo el principal responsable de esta oprobiosa realidad el mismísimo poder político.
Erradicar las villas miseria será una tarea ciclópea, puesto que estas han aumentado de manera exponencial en los últimos tiempos, la educación pública deteriorada como nunca y, el tráfico de drogas que genera frecuentes explosiones de violencia con muertos todos los días; problemas que en conjunto deben ser enfrentados con energía y a la brevedad, de lo contrario la gente que votó a ese partido tendrá una nueva frustración, aún peor que las anteriores.
Para terminar, sería bueno recordar que muchos de los que hoy en día se hallan en el gobierno, fueron expulsados de la Plaza de Mayo por el mismo fundador de ese movimiento y, producto de la alquimia política recibieron casi el 45% de los votos. Qué dirá donde se encuentre el autoritario General, después de semejante afrenta de sus muchachos?