Los recursos con que cuenta la ciudad de Buenos Aires son significativos, pero lamentablemente parecería todo lo contrario, la realidad cotidiana demuestra que su administración deja mucho que desear, basta observar el mal estado en que se encuentran numerosas calles para llegar a esta conclusión, y ni hablar de las escuelas y los hospitales públicos. La constitución de la ciudad establece claramente la división de poderes, pero daría la impresión de que esto en la práctica no ocurre, puesto que es indivisible lo que no existe.
Al desempeñarse de manera lamentable tanto el ejecutivo como el legislativo, de los temas importantes cuando se ocupan lo hacen tangencialmente, y pregunto, qué autoridad piensa en nosotros los ciudadanos, y me respondo a mi mismo, ninguna.
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