Monday, October 13, 2008

El becerro de oro fue nuevamente destruido

Cuando Moisés ascendió al Monte Sinaí para que Dios le entregue las tablas con los diez mandamientos tardó más de lo que su pueblo suponía, al punto que decidieron construir un becerro de oro para adorarlo como si se tratara de un ser superior.

Tras muchos días, a su
regreso Moisés se enteró de lo que sucedía y enojándose como pocas veces antes, dijo que al único que debían adorar era a Dios, no a un simple objeto creado por el hombre para otorgarle propiedades divinas. Acto seguido el hombre que fue hijo ilegítimo de la hija del faraón y abandonado en una canasta en el río Nilo, siendo providencialmente rescatado por alrededor de tres mujeres jóvenes quienes lo criaron, posteriormente convirtiéndose en el líder de su pueblo, procedió a la destrucción de ese objeto tal vez con valor económico pero irrelevante a nivel espiritual..

Estos días con otros actores y en otro lugar la historia se ha repetido, la codicia es mala consejera y lo único que genera riqueza es el trabajo, no delincuenciales prácticas que arrasan con los dineros de millones de personas confiadas en un sistema financiero que ha dado muestras de su más absoluta inviabilidad. De todo esto saldrá un capitalismo nuevo que tenga en cuenta por sobre todas las cosas al ser humano y no a un papel sin valor real como pueden ser muchos títulos, acciones y dinero emitido sin ningún tipo de respaldo.


1 comment:

Amperio said...

Charlicar, compañero, lo suyo es insuperable amigo...
Lo de Moisés fue espectacular, grandioso, me hizo saltar las lágrimas, ché.
Hágame caso, amigo, yo le paso el cuentito de la monjita lesbiana y Ud. lo póstia y bajamos la cortina y nos vamos todos a chupar cerveza porái...
UAP, Capocómico. UAP, Maestro.