Los casos de doping positivo que se han venido detectando en tenistas argentinos no solamente perjudican la carrera de los involucrados, sino también implican una mancha para uno de nuestros deportes más practicados y que en los últimos años ha obtenido importantes triunfos a lo largo y a lo ancho del mundo.
De confirmarse la utilización de sustancias prohibidas en uno de los más importantes doblistas con que contamos en la actualidad, tal cual lo ha afirmado el periodismo especializado, y teniendo en cuenta que el jugador en cuestión sería reincidente, la entidad rectora de este deporte a nivel mundial le aplicaría una durísima sanción, tal vez la inhabilitación de por vida para la práctica profesional de este deporte.
En este caso, lamentablemente debo de reconocer que la severidad de la sanción estaría justificada, pero la misma también debería ser aplicada tanto al médico tratante del jugador, si es que este prescribió en forma inadecuada o toleró por error u omisión alguna irregularidad. Sin lugar a dudas en este caso sería corresponsable el entrenador por no haber asesorado adecuadamente a su dirigido, porque muchas veces ellos son los que recomiendan, a veces de buena fe, otras no tanto, el consumo de suplementos nutricionales sin poseer los conocimientos de cuáles son los correctos, sencillamente porque esa no es su finalidad ni especialidad, y al intentar incursionar en un campo que no les es propio suelen equivocarse arriesgando la salud de jóvenes que confían en ellos para que los pongan a punto para la competencia y terminan arruinándoles la carrera deportiva.
Es de esperar que se recapacite y que se adopten las medidas correctivas para que estas situaciones lamentables no vuelvan a ocurrir, y debería a reiterarse una vez más que no solamente ellos se perjudican sino que dañan la imagen de nuestro país, y son un mal ejemplo para la inmensa cantidad de jóvenes que siguen con atención sus campañas e intentan emularlos.
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