Diferentes ONG solicitan la implementación de un plan nacional de desarme, basándose no se en qué argumento concreto, que de esta manera disminuiría el índice de delitos, siempre y cuando los delincuentes acepten entregar sus armas, situación idílica que nunca va a ocurrir porque se trata de la herramienta utilizada para cometer sus fechorías.La realidad demuestra que en los países donde se impuso un desarme compulsivo, como es el caso de Inglaterra y Australia, los crímenes contra la propiedad privada aumentaron en un 300% en menos de una década, situación que a nadie debiera extrañar, porque si los individuos que tienen armas para su defensa personal las entregaran a las autoridades pertinentes, los delincuentes verían facilitada su labor para ingresar a los domicilios de la gente honesta y llevarse todo cuanto puedan.
Al crimen se lo combate desde la racionalidad y el estado de derecho, no partiendo de prejuicios ideológicos.
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