
Por medios periodísticos me enteré de que en la ciudad de Santa Fe, según afirman algunos vecinos, suele aparecer el fantasma de una mujer, la cual tiene atemorizados a algunos y escépticos a otros.
Si bien soy de Buenos Aires y además no creo en fantasmas, no debiera preocuparme, pero desde el punto de vista científico no existe hasta el momento ninguna prueba que confirme, ni que niegue la existencia de tales entidades, por lo tanto poniéndome a analizar el tema, supongamos que tal mujer existiera y decide dirigirse a Buenos Aires, no me imagino que medida de seguridad podría tomar puesto que los fantasmas suelen pasar a través de las paredes, y podría darse el caso que me sorprendiera mientras estoy durmiendo.
Si la mujer fantasma fuese amigable no tendría ningún inconveniente en que me visite alguna de estas noches, siempre y cuando éste durmiendo solo, porque mi novia es extremadamente celosa, y le haría pasar un mal momento a la pobre fantasmita. Por este motivo si decide visitarme, espero que sepa elegir el momento adecuado, y me ocuparé de que la pase lo mejor posible a mi lado.











En el diferendo suscitado con la hermana República Oriental del Uruguay, me parece razonable la postura del presidente de ese país al afirmar de que está dispuesto a negociar, pero no bajo presión. Para que ello ocurra es necesario que se le ponga fin al corte de los puentes que unen ambos países por parte de los manifestantes argentinos. 
Fue sorprendente ver ayer en el noticiero de televisión como un sujeto poseedor de un BMW, automóvil bastante caro por cierto, solamente accesible para un segmento reducido de la población, al intentar ser indagado por autoridades judiciales dentro del selecto barrio privado en el cual reside negarse a la requisitoria, nada más ni nada menos por ser deudor de 15.000 pesos del impuesto que grava la propiedad automotor. 



Cuando un equipo de fútbol gana los jugadores son aplaudidos, el técnico hasta puede llegar a alcanzar el status de genio. Pero basta que pierdan tres o cuatro partidos consecutivamente para que esta situación se revierta y los hasta hace muy poco vitoreados pasarán a convertirse en los malos de la película, y el técnico quién es la persona que más interés tiene en que el equipo gane, porque de lo contrario se convierte en un fusible fácilmente reemplazable, suele ser agredido generalmente de palabra y en algunos casos de hecho por individuos llamados barra bravas, cuando en realidad son unos mafiosos que acuden a los espectáculos deportivos para saciar sus instintos primarios, y hacen gala tanto en la victoria como en la derrota, sobre todo en esta última, de una ignorancia y una falta de principios morales que los convierten en marginales, y que si se aplicarán las leyes como corresponde deberían ir a parar a la cárcel, y cuando termine su tiempo de reclusión tener vedado el ingreso a un estadio deportivo de por vida. 


