
Un par de meses después de haberla instalado siendo un sábado por la noche, tuve un encuentro con unos amigos en un bar hasta altas horas de la madrugada, dejando el auto a pocos metros del lugar, y cuando voy a buscarlo veo que la linda brújula que tenía había sido robada por alguien que forzó la puerta sin llevarse nada más. Hasta el momento fue la única vez que me robaron algo, y la furia que tuve fue tremenda, por ese motivo siempre me pongo en el lugar de aquél que es asaltado, y no puedo menos que comprender lo que debe sentir en ese momento. Si bien el valor económico de lo sustraído era escaso el valor afectivo era elevado.

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