Tuesday, August 15, 2006

En 40 horas de vuelo


Cuando era un niño recuerdo que mis primeros juguetes fueron aviones de plástico, cuando cumplí siete años mi padre me regaló un pequeño avión a control remoto, pero lamentablemente a los pocos días se me estrelló.

Mientras cursaba el colegio secundario, me dije que sí siempre me gustó la aviación porque no vivirla desde adentro. Cuando se lo conté a mi padre no tuvo ningún inconveniente, y me acompañó a ver a un piloto amigo de él que estaba vinculado con la instrucción de vuelo. Al ser menor de edad requerí autorización por escrito y comencé a realizar el curso con un instructor, y al llegar al número de 40 horas de vuelo un inspector de la Fuerza Aérea Argentina me tomó un examen práctico y teórico, el que fue aprobado, y a partir de ese momento obtuve la licencia de piloto privado, siendo oficialmente el primer pasajero en transportar mi padre, que siempre me apoyó en todas las actividades que realicé en mi vida.

Al terminar el bachillerato ingresé en la universidad, y al cabo de cinco años de estudio me recibí de Licenciado en Administración. Comparando ambas actividades reconozco que me fue más fácil la aviación que la universidad.

Siempre me sentí mucho más seguro en un avión que en un automóvil, y por lo dicho anteriormente, en el messenger tengo escrita la frase que dice "Mi cerebro es el de un economista, pero mi corazón, por siempre será aeronáutico".

2 comments:

Daniela said...

Charly...que bello gesto el de tu padre, de apoyarte en todo, me encantó lo de acompañarte, para que pudieras recibir las lecciones de vuelo, pero estoy segura , que él las aceptó, porque se dió cuenta, de que no las necesitabas, los ángeles no necesitan aprender a volar.
Besos.

C. W. Karl said...

Valeria, te aseguro que tus palabras llegaron a mi alma y te las agradezco de todo corazón.

Besos!