Salvado por un ángel

Hace unos pocos años atrás en una ciudad de la provincia de Buenos Aires, más precisamente en Tandil, un niño estaba jugando en el balcón del departamento en el cual vivía, cuando en un momento dado se trepa a la baranda y cae desde el quinto piso impactando contra el suelo. Inmediatamente varias personas se le acercan para socorrerlo no permitiéndole que se mueva por las heridas internas que pudiese tener, a continuación se llama a una ambulancia y en cuestión de minutos estaba con su madre en la sala de guardia de un hospital, donde los médicos tras revisarlo exhaustivamente comprueban que no tenía absolutamente ningún daño, permitiéndole que se retire a su domicilio.

Luego de un rato su madre aliviada por lo que ella consideraba un milagro, le pregunta a su pequeño hijo, como era que no se había hecho daño a pesar de semejante caída, a lo que éste le responde que una señora de azul lo sujetó para que no se dañara. A pesar de que nadie pudo determinar la identidad de esa presencia providencial, y considerando que los niños no mienten, pero comentan las cosas de acuerdo a su esquema de razonamiento no contaminado, como el de algunos adultos, es fácilmente deducible que esa "Señora de azul" no era otra cosa que un ángel que había acudido en su ayuda.

Casos como el que acabo de narrar ocurren con mucha más frecuencia de lo que creemos, lo que sucede es que generalmente se pone en duda todo aquello que no responda a determinados parámetros supuestamente lógicos, que incluyen en el campo de la ficción, hechos concretos que producen resultados tangibles, pero a partir de circunstancias inexplicables.