Testigo en peligro

Una de las tantas muestras de la poca importancia que le da al acuciante problema de la inseguridad el gobierno de la provincia de Buenos Aires, la pudimos percibir el lunes próximo pasado, cuando un importante testigo en el juicio a un ex miembro de las fuerzas de seguridad se trasladaba desde su domicilio al juzgado, donde se iba a dar el fallo. El caballero en cuestión, quien fuera torturado por el acusado y sus subalternos, desapareció sin que hasta ahora se conozca su paradero.

Si no están en condiciones ni siquiera de darle protección a los que les son afines ideológicamente, que podemos esperar los que disentimos democráticamente con la dirigencia política actual, tanto la oficialista como con gran parte de la oposición, por la crisis de representatividad que se viene manifestando desde al menos el año 2001 en adelante.

En el caso de que tan importante testigo no aparezca o fuese encontrado sin vida, como mínimo debería renunciar el ministro de seguridad de la mencionada provincia, que a lo largo de su gestión no ha logrado el objetivo propuesto de disminuir el índice de criminalidad, y terminar con las mafias que se manejan a voluntad en determinados reductos, a los cuales ni siquiera la policía ingresa, simplemente porque no reciben la autorización de los funcionarios del poder ejecutivo provincial.

Los que sufren la violencia con mayor rigor, son precisamente aquellos a los cuales dicen defender, es decir la gente humilde, puesto que el que tiene una situación económica acomodada puede contar con seguridad privada. Los problemas no se solucionan con palabras, sino con hechos que hasta ahora no se están produciendo. Pidámosle a Dios que nos proteja, otra no nos queda.