El INDEC (Instituto Nacional de Estadística y Censos), hasta hace poco era un organismo muy respetado por la fiabilidad de los índices que proporcionaba, sobre las múltiples actividades realizadas en el país, especialmente las económicas.
Lamentablemente, su credibilidad por estos momentos se ha visto mancillada desde que por decisión del poder ejecutivo fueron removidas sus autoridades, siendo reemplazadas por individuos funcionales al gobierno con el objeto de proporcionar datos carentes de rigor estadístico, tendientes a crear una realidad ficticia, que ya nadie puede creer al ser una maniobra tan burda como cruel. En este caso la crueldad radica en creer que la gente, desde la óptica del gobierno, carece de los más elementales conocimientos de aritmética al punto de no estar en condiciones de sumar, restar, multiplicar o dividir, porque la inflación es superior a la anunciada y afecta mayoritariamente a los asalariados, que ven mes a mes menguar su poder adquisitivo.
Por una información periodística me enteré que el mismo ministerio de economía ha contratado una consultora, para que efectúe el seguimiento real de los precios y contar con un índice de inflación certero, no el fraguado por torpes funcionarios.
En este caso, tiene plena vigencia la siguiente afirmación: "dime como te mienten y te diré cómo te consideran".
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