El monopolio de la fuerza

Desde hace varios días en Francia se vienen sucediendo una serie de revueltas callejeras, que tuvieron su origen por la muerte de dos jóvenes hijos de inmigrantes, aparentemente cuando intentaban escapar de la persecución policial. Los disturbios comenzaron en zonas populosas de París para luego extenderse a otras ciudades, al punto tal, que el gobierno francés decidió aplicar el toque de queda como un intento desesperado para ponerle fin a tanta barbarie, que ya se ha cobrado una víctima fatal y múltiples daños a la propiedad, particularmente a los automotores que han sido incendiados en un número que supera los mil.

Los revoltosos coordinan sus movimientos utilizando cadenas de e-mail y telefonía celular, logrando una llamativa eficacia destructiva, sorprendiendo por la irracionalidad que exhiben al dañar bienes que son para su propio beneficio como pueden ser las escuelas.

El monopolio de la fuerza debe estar siempre en manos del estado, cuando esto no ocurre se ingresa en la anarquía, donde todos sin excepción, a la corta o a la larga salen perdiendo, pero en realidad los que optan por ese camino han perdido hace tiempo el rumbo de sus vidas al vivir en un medio tan adverso para su desarrollo personal, y particularmente por la falta de convicción para cultivarse tanto a nivel humano como intelectual, siendo una falacia absoluta la propia argumentación de que la violencia está motivada solamente por la desigualdad social y la carencia de oportunidades, como dije antes éste puede ser un moti vo, pero no el único ni el más importante, siendo estas lamentables actitudes propicias para la imitación en diferentes lugares del mundo.

Si un estado es incapaz de mantener un mínimo de seguridad, lamentablemente como ocurre siempre, la gente va a disponer las medidas apropiadas para proteger sus bienes, y lo visto en determinadas películas, en las cuales las megalópolis del futuro están tomadas por mafias y rodeadas por muros inexpugnables, con accesos custodiados por guardias fuertemente armados, dejará de ser ciencia ficción y pasará a convertirse en realidad.