Una manifestación se puede considerar de apoyo a la gestión de un gobernante cuando quienes participan lo hacen por propia convicción, no por coacción directa o indirecta, como pueden ser veladas insinuaciones acerca de la estabilidad laboral de un empleado municipal, o liza y llanamente la reiterada y nefasta práctica de la dádiva a cambio de un voto o de la presencia para hacer número en una manifestación, organizada a los efectos de darle oxígeno a una figura salpicada por escándalos ocasionados por su propia incapacidad para enfrentar los problemas y sus consecuencias.
Si se cuenta con un presupuesto tan importante, no habiendo ninguna duda que lo es, y si éste fuese bien administrado como lamentablemente no ocurre, gran parte de los problemas que aquejan a los habitantes de nuestra ciudad ya habrían sido solucionados completamente o sensiblemente minimizados, con la consiguiente mejora en la calidad de vida de todos. No hay ninguna duda que la democracia es el mejor sistema de gobierno que conocemos, y lo bueno de todo esto, es que para las próximas elecciones sabré muy bien a quienes no votar.
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