
Por otro lado están aquellos que desearían prescindir del FMI intentando negar el hecho incontrastable de que para obtener un desarrollo sustentable, se deben tener reglas claras y que éstas se cumplan a rajatabla, siendo los préstamos lo que facilita al empresariado incrementar su capacidad productiva generando más bienes y servicios, lo cual redundaría en una disminución de los costos e incorporando al mercado sectores sociales que se encontraban marginados por la falta de empleo y oportunidades, préstamos que de ser obtenidos por fuera de los organismos multilaterales deberían pagar un interés mayor, generando erogaciones excesivas que podrían ser utilizadas para cuestiones de extrema de necesidad como pueden ser salud y educación.
No se puede gobernar con dogmas, la solución de los problemas requiere pragmatismo, y prescindir de la posibilidad de obtener préstamos una tasa razonable sería de una testarudez increíble, y que le traería al país más perjuicios que beneficios.
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