La proliferación de violaciones que se vienen dando en los últimos tiempos debe hacernos meditar detenidamente sobre una problemática que afecta especialmente a mujeres y niños, que suelen ser presas fáciles de estos marginales. Para la ciencia quienes incurren en tan deleznables prácticas no podrán adaptarse nunca a vivir en sociedad, y la realidad muestra que tal afirmación es correcta, tal cual hemos podido corroborar en los casos más graves, cuando al analizar la historia personal de cada uno de esos individuos se comprueba de que siempre hay algún acto reñido con la moral, que preanuncia su reiteración y aún con mayor sadismo que en las oportunidades anteriores. Estos sujetos para bien de la sociedad deberían estar recluidos de manera indefinida, recibiendo un trato correcto, pero nunca más salir de su centro de detención puesto que son irrecuperables, y su presencia en la calle es un peligro para la salud pública.
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