Friday, July 21, 2006

Otra vez la violencia en los estadios


El martes próximo pasado, el club argentino River Play jugó un partido de fútbol con el Libertad de Paraguay para determinar quién pasaba a las semifinales de la copa Libertadores de América, obteniendo los guaraníes la victoria. El partido debió suspenderse en el minuto cuarenta del segundo tiempo motivado por los serios incidentes que se estaban produciendo en una de las tribunas, originados por los simpatizantes argentinos que al no aceptar su derrota y descalificación de la citada copa, la emprendieron con toda clase de objetos contundentes contra el campo de juego primero y contra los efectivos policiales después, que en escaso número se encontraban allí presentes, pudiéndose ver por televisión los detalles de semejante bochorno.

Esos individuos a la salida del estadio se comportaron como verdaderas hordas destruyendo todo lo que encontraban a su paso, siendo varios de ellos detenidos y otros tantos heridos por la policía antimotines. Lo más grave de todo es que esos inadaptados sociales cuentan con el aval de los dirigentes de su club, incluso los médicos del plantel fueron quienes prestaron auxilio a varios que resultaron heridos, en el lobby del hotel Sheraton de la capital paraguaya, donde sorprendentemente se alojaban algunos de ellos.

La connivencia entre "barras bravas" que en realidad son delincuentes, y los dirigentes del fútbol es algo conocido por todos, pero hasta ahora la justicia sorprendentemente no ha tomado cartas en el asunto, y mientras esto no ocurra, espectáculos lamentables como los vividos el otro día volverán a reiterarse, y tal vez con consecuencias aún más lamentables todavía.

Esta mañana escuchando un programa radial, el periodista Mariano Obarrio quien estuvo en Paraguay cubriendo la visita del presidente de la nación a ese país, justo cuando se produjeron los incidentes citados, comentó que los dirigentes riverplatenses días antes antes de la realización de los conciertos de rock de los Rolling Stones y U2, les dieron a los jefes de esa barra de violentos, alrededor de 300 entradas para que las revendieran, acto penado por la ley, y así poder financiarse el viaje para presenciar el mundial de Alemania.

Hay un dicho que dice "la culpa no es el chancho, sino de quien le da de comer", pudiéndose aplicar perfectamente en este caso, porque sino fuese por estos dirigentes tan corruptos, que apañan a marginales, hace tiempo que la violencia en los espectáculos de fútbol hubiese desaparecido.

2 comments:

Daniela said...

Charly ...la violencia, siempre el arma de los que no tienen razón, a mi particularmente me dan miedo esos espectáculos, no me refiero a los del mundial, pero a las aglomeraciones, siempre sucede algo desagradable.

Un abrazo.

C. W. Karl said...

Valeria, tomé la decisión de no concurrir más a una cancha de fútbol hasta tanto se solucione el problema de la violencia, y por lo que parece falta mucho para que las autoridades se decidan a erradicarla definitivamente.

Besos!