José Luis Cabezas era un periodista de la Revista Noticias, que el 25 de febrero de 1997 fue secuestrado, torturado y asesinado de dos balazos en la nunca, después su automóvil, un Ford Fiesta, era incendiado próximo a la localidad balnearia de Pinamar (Prov. de Buenos Aires) en una zona denominada La cava, al costado de la ruta N° 11.
El tan poderoso como misterioso empresario telepostal, Alfredo Yabrán, había expresado con cierta jactancia ante dos cronistas en uno de los escasísimos reportajes que concedía a la prensa, que ni siquiera los servicios de inteligencia tenían su foto, y que fotografiarlo a él
sería como si le pegaran un tiro en la frente, a la cual señaló con su dedo índice.
Tras un infructuoso intento de endilgarle la autoría del crimen a una banda de marginales, la investigación afortunadamente pudo prosperar, y comprobar que entre los varios implicados se encontraba el jefe de seguridad de Yabrán, contando con la complicidad de dos comisarios de la policía bonaerense. Cuando se libró la orden de captura contra el empresario acusado de ser el autor intelectual del hecho, momentos antes de su detención se suicidó, según los médicos forenses se trataba de la persona señalada, aunque algunos lo dudan.
Lo terrible del caso, además de haber asesinado a José Luis, es que a pesar de la condena a perpetua de varios de los responsables, actualmente sólo quedan detenidos dos de ellos. En este caso, al igual que en muchos más, la justicia brilla por su ausencia.
El tan poderoso como misterioso empresario telepostal, Alfredo Yabrán, había expresado con cierta jactancia ante dos cronistas en uno de los escasísimos reportajes que concedía a la prensa, que ni siquiera los servicios de inteligencia tenían su foto, y que fotografiarlo a él
sería como si le pegaran un tiro en la frente, a la cual señaló con su dedo índice.
Tras un infructuoso intento de endilgarle la autoría del crimen a una banda de marginales, la investigación afortunadamente pudo prosperar, y comprobar que entre los varios implicados se encontraba el jefe de seguridad de Yabrán, contando con la complicidad de dos comisarios de la policía bonaerense. Cuando se libró la orden de captura contra el empresario acusado de ser el autor intelectual del hecho, momentos antes de su detención se suicidó, según los médicos forenses se trataba de la persona señalada, aunque algunos lo dudan.
Lo terrible del caso, además de haber asesinado a José Luis, es que a pesar de la condena a perpetua de varios de los responsables, actualmente sólo quedan detenidos dos de ellos. En este caso, al igual que en muchos más, la justicia brilla por su ausencia.
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