En realidad no me gustaría tener que tocar estos temas, pero lo hago porque en Argentina afortunadamente estamos a tiempo de evitar lo que les sucede a nuestros amigos brasileños, y divulgando los hechos que parte de los medios de prensa sorprendentemente no informan adecuadamente, estaremos en mejores condiciones para realizar la prevención indispensable. Río de Janeiro estos días fue azotada por el accionar de bandas de narcotraficantes, llegando al extremo de incendiar transportes públicos pereciendo varios pasajeros, entre otros tantos estropicios cometidos.
Las autoridades cariocas tomaron la decisión correcta al ordenarle al ejército que restablezca el orden en las calles de esa convulsionada ciudad, porque con niveles tan elevados de violencia es imposible vivir, resultando afectados la inmensa mayoría de los habitantes que aman la paz.
El narcotráfico es como un cáncer metastásico que afecta a todos los estamentos de la sociedad actual, y debe ser combatido con total firmeza, pero siempre dentro de la ley. El poder corruptor que tiene esa actividad llega a límites insospechados porque siempre hay en los gobiernos personalidades débiles que sucumben ante la extorsión de semejantes criminales, al comprarles su voluntad con suculentas sumas de dinero, para permitirles realizar su perverso negocio que inexorablemente destruye las neuronas de los desdichados individuos que caen en las garras de la droga.
Las autoridades cariocas tomaron la decisión correcta al ordenarle al ejército que restablezca el orden en las calles de esa convulsionada ciudad, porque con niveles tan elevados de violencia es imposible vivir, resultando afectados la inmensa mayoría de los habitantes que aman la paz.
El narcotráfico es como un cáncer metastásico que afecta a todos los estamentos de la sociedad actual, y debe ser combatido con total firmeza, pero siempre dentro de la ley. El poder corruptor que tiene esa actividad llega a límites insospechados porque siempre hay en los gobiernos personalidades débiles que sucumben ante la extorsión de semejantes criminales, al comprarles su voluntad con suculentas sumas de dinero, para permitirles realizar su perverso negocio que inexorablemente destruye las neuronas de los desdichados individuos que caen en las garras de la droga.
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