Monday, April 30, 2007

Juegos de guerra en tiempo real


Toda adicción es una enfermedad incurable, afortunadamente en la medida en que quien la padezca no consuma aquello que tanto daño le producía, puede considerarse recuperado, pero estadísticamente las probabilidades de sufrir recaídas son elevadas.

El drogadicto y alcohólico confeso, según él actualmente "limpio" George Bush, afecto a los juegos de guerra en el aspecto más dramático de lo que esto significa para alguien con tanto poder, y acompañado por un séquito de paranoicos, es altamente probable que presente un daño en el lóbulo frontal de su cerebro, región que controla los impulsos, motivo por el cual está embarcado en diversas campañas militares, hasta ahora todas fracasadas, incrementando el déficit presupuestario de su país a la espeluznante cifra de seiscientos mil millones de dólares, tras haber recibido el gobierno de manos del presidente Clinton con las cuentas equilibradas.

La lastimosa dilapidación de estas cifras siderales, priva a su gran nación de seguir adelante con la exploración del espacio y el desarrollo de nuevas tecnologías que mejorarían la vida de toda la humanidad, y cambiarían el concepto de Estados Unidos a escala global, convirtiéndola en una nación digna de ser admirada, porque nunca nadie ha daño tanto la imagen de su país como ese nefasto personaje.

2 comments:

Bugman said...

De acuerdo, pero no nos olvidemos de nuestro propio fronterizo megalómano, equizoide paranoico infantiloide estrábico. Estados Unidos tiene una enorme inercia que le permite recuperarse de cualquier administración desastrosa, pero nosotros vamos a perder por lo menos una década de seguir por el camino en el que estamos. Saludos.

C. W. Karl said...

Bugman, coincido completamente con tus palabras. Estados Unidos posee instituciones sólidamente consolidadas, e inexorablemente el actual gobierno pasará y el próximo actuará racionalmente.
Con respecto a nuestro país, salvo excepciones, la dirigencia política es una calamidad que se basa en las más aberrantes prácticas clientelistas, una demagogia ilimitada y un manejo discrecional de la caja para beneficiar a los amigos y penalizar a todo aquel que disienta en lo más mínimo.
Mr. George al menos pone la cara ante los periodistas, el nuestro teme que le hagan una pregunta y lo dejen descolocado por su escaso nivel de conocimientos, a pesar de tener parte de la prensa a su favor gracias a la utilización de manera extorsiva de la pauta publicitaria oficial.

Un abrazo!