Uno de los más brillantes filósofos griegos fue sin lugar a dudas Sócrates. No escribió ningún libro, por lo tanto las afirmaciones de un ex presidente argentino, al decir que leyó toda su obra bien pudo haber sido un lapsus, o una muestra más de la falta de cultura de nuestra clase política .
Sócrates fue un hombre pensante como pocos y su método de aprendizaje se basaba en la observación, en las preguntas y las complejas repreguntas que formulaba a sus interlocutores. Por ser un hombre tan analítico frecuentemente dejaba sin respuesta a las autoridades de la época, razón por la cual fue considerado por las elites gobernantes un problema insoluble.
Se dio la circunstancia previsible, fue enjuiciado, no por haber cometido transgresión alguna, sino por su habilidad para ganarse el respeto, la admiración y adhesión de una cantidad creciente de atenienses. El veredicto fue la pena de muerte, obligándolo a beber la cicuta (veneno). La noche previa a la ejecución Sócrates recibe la sigilosa visita de algunos de sus muchos amigos, para decirle que tenían un barco listo para que pudiera escapar y salvar su vida, respondiendo el gran pensador que si toda su vida había preconizado el respeto a las leyes, y por más que los cargos en su contra fueran absolutamente falsos y el juicio una parodia, no podía desdecirse, por lo tanto acataría el veredicto. Al amanecer del día siguiente se le entregó la pócima, siendo bebida inmediatamente, y minutos más tarde a la edad de 70 años el gran filósofo Sócrates falleció.
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