
Si las autoridades argentinas no están en condiciones de brindarle la seguridad mínima indispensable a la ciudadanía, con menos razón lo estarán de prevenir la acción que pudieran estar planificando algunos fanáticos de la provincia de Entre Ríos, que han anunciado veladamente las intenciones de sabotear la planta de celulosa que está siendo construida en la vecina orilla.
El presidente de la República oriental del Uruguay, Sr. Tabaré Vázquez, en el día de ayer ha ordenado al ejército que traslade parte de sus unidades de combate a la localidad de Fray Bentos, ante la eventualidad de que se produzca algún atentado a la pastera en construcción por parte de la empresa finlandesa Botnia. Si bien en Argentina han habido críticas por esa decisión, a mi entender es comprensible de que se tomen las medidas de precaución adecuadas y que se utilicen todos los medios disponibles, porque en un estado de derecho las Fuerzas Armadas son instituciones vitales para la seguridad y la integridad de un país, y su movilización es una decisión soberana de cada gobierno, en este caso con una finalidad eminentemente preventiva, ante el riesgo por ciertos informes de inteligencia, de que algún grupo ultra minoritario podría realizar alguna acción extrema que dañaría aún más la imagen de nuestro país, no solamente en la región, sino en el mundo entero.