Al norte de la ciudad, se observan calles limpias, veredas en buen estado de conservación, una relativa presencia policial, lo que nos da cierta tranquilidad a los vecinos.
En el sur, veredas destruidas, con el asfalto en pésimas condiciones, que si uno no maneja con cuidado puede llegar a dañar seriamente la suspensión de su auto, sin contar la evidente falta de higiene y la creciente contaminación que impera sobre toda esa zona.
Es notoria, una sutil discriminación por parte de quienes tienen la responsabilidad política en la ciudad, porque todos los contribuyentes deberían tener los mismos beneficios, cosa que no ocurre.
Es más que preocupante la falta de seguridad, los robos donde cada vez se ejerce más violencia contra la víctima, y ni hablar de los ataques reiterados a los ancianos, situación tan aberrante porque quien actúa de esta manera, demuestra ser un marginal irrecuperable para la vida en sociedad.
Algo que me llamó la atención, fue la estricta vigilancia que hay en la zona de Puerto Madero. En cada cuadra se puede observar a uno o más de un prefecto con el equipamiento más moderno, y también vehículos de esa fuerza que recorren permanentemente las calles, en prevención del accionar de los delincuentes, que ante semejante operativo no se atreven ni siquiera a ingresar, todo esto sin contar la seguridad privada, que posee cada uno de los edificios del más moderno barrio de la ciudad de Buenos Aires.
Habría que recordarle a las autoridades, de que la Ciudad de Buenos Aires tiene más de tres millones y medio de habitantes, porque daría la impresión de que para ellos son muchos menos, y no se puede privilegiar a una zona en detrimento de otra.
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