Cuando uno opina de temas vinculados con la política y el diario vivir, sabe de antemano que muchos no estarán de acuerdo con lo expresado, y es algo perfectamente normal porque no hay dos personas iguales y cada uno tiene sus ideas y creencias. Suele ocurrir cuando uno escribe, que la otra parte hace una interpretación parcial y muchas veces se ve lo que se quiere ver, frecuentemente lo interpretado es diametralmente opuesto a lo que se intentaba transmitir, y el subjetivismo siempre estará presente, guste o no guste esta es una realidad insoslayable. Los que nunca faltarán, son aquellos que al no coincidir con uno lo considerarán su enemigo y le endilgarán tendencias opuestas a las reales, frases nunca dichas y hasta una personalidad indescifrable, en el peor aspecto de su acepción. Para algunos uno podrá ser un autoritario, para otros un liberal, pero en mi caso siempre seré lo que soy con mis convicciones a cuesta, y las críticas siempre las tendré en cuenta porque probablemente muchas sean acertadas y así podré reconsiderar determinados puntos de vista, porque con una mente abierta uno siempre puede aprender de sus errores.
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