Me encuentro suscripto a varios portales de noticias online, uno de ellos es el "El Diario Exterior", de origen español, el cual me parece sumamente interesante. Una de las notas del día de hoy se refiere a la preocupante situación de los derechos humanos en Cuba, triste realidad que es deplorada por la Unión Europea y que afecta en particular a los que disienten con el régimen cuasi estalinista, instaurado en la isla caribeña desde hace más de 45 años.Lo que me llama la atención es que en Argentina, las organizaciones que argumentan defender tales derechos no se hayan pronunciado al respecto, a pesar del enorme sufrimiento que padece gran parte de la población de aquel país por las ineficaces políticas aplicadas por el capricho de un individuo, agregando la situación que enumere en el primer párrafo de este post.
Lamentablemente han sido muy pocos los que se preocuparon por la médica cubana a la cual no se le permite viajar a nuestro país para visitar a sus nietos, porque el dictador Fidel Castro teme que decida no regresar a la isla, puesto que considera que su cerebro, al ser una prestigiosa neurocirujana, es patrimonio del estado, violando sus derechos más elementales.
Es inconcebible que se hagan distinciones entre las personas de acuerdo a su ideología, tal cual lo hacen determinadas entidades que no se caracterizan precisamente por actuar de acuerdo a sus dichos, y solamente se interesan por aquellos que les son afines ideológicamente, obviando a la inmensa mayoría que no piensa como ellos.
2 comments:
Charly...es inconcebible, como bien tu lo dices, pero es la forma como se comportan los dictadores. Asi evitan que sus talentos, cuando son contrarios al régimen salgan, ya que de así hacerlo, no ponen un pie más nunca en esa isla. De verdad , no se sabe para que sirven esas organizaciones de derechos humanos.
Abrazos.
Valeria, coincido con tus expresiones.
En mi caso personal, me opongo siempre a la violencia y a todo tipo de injusticia provenga del sector que sea. Lo que es incoherente es criticar la violencia de un sector pero apoyar la del otro, tal cual lo hacen ciertas organizaciones que dicen defender los derechos humanos, cuando en realidad lo único que defienden son sus propios y mezquinos intereses.
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