No hay que dramatizar

Si bien no soy fanático del fútbol, siempre me han gustado los deportes y disfruto viéndolos a casi todos y practicando algunos. En el día de hoy la selección nacional se encontró con un rival que en teoría no era tan complicado como posteriormente lo fue, al punto tal que se debió jugar un alargue de treinta minutos, porque había terminado empatado e inexorablemente podía clasificarse solamente uno para la próxima instancia.

Días atrás leí que era recomendable para los pacientes con problemas cardíacos que viven el fútbol con pasión, abstenerse de ver una definición por penales, por lo estresante que resultan no solamente para ellos, sino para todos los espectadores, sobre todo cuando se está jugando un campeonato mundial de selecciones.

Nuestro equipo representativo jugará el viernes próximo contra el local, Alemania, y sin lugar a dudas va a ser un partido de final abierto en el cual el más mínimo error puede desequilibrar la balanza para un lado u otro. Espero que obtengamos otro triunfo, de lo contrario, si nos toca perder, los jugadores podrán retirarse con la frente en alto del estadio porque si hasta ahora dieron todo de sí, no hay ninguna duda de que lo seguirán haciendo. Por supuesto que de llegar a quedar eliminados para muchos sería muy doloroso, pero así es el deporte, se gana y se pierde, pero lo importante es competir sin dramatizar una derrota y sin magnificar una victoria.